La Vogue Fashion’s Night Out: ¿por qué le llaman moda cuando quieren decir carnaval?

Vogue Fashion's Night Out

Anoche me di un garbeo por la edición madrileña de la Vogue Fashion’s Night Out. En realidad no tenía previsto hacerlo, pero fui a la tienda que García Madrid tiene en el Barrio de Salamanca (Conde de Aranda, 6), en la que se presentaba nueva colección, y ya que estaba por la zona me fui con unos amigos a bichear cómo estaba la cosa.

Hace dos años que la Vogue Fashion’s Night Out perdió todo interés para mí y anoche volví a constatar lo poco que me gusta el evento en cuestión. Reconozco que la idea original no es mala: una noche en la que las tiendas están abiertas hasta las 12 y en las que se ofrecen actividades especiales con catering y bebidas gratis a cascoporro.

¿Y con qué me encontré? Con una enorme manada de adolescentes (y no tan adolescentes) disfrazados de mamarrachos haciendo cola por pillar una bolsita con regalo y un par de gin tonics del color de turno. ¿Dónde estaban el glamour, la clase, el estilo, el buen gusto…? Al menos yo no los encontré por ningún sitio.

Ir bien vestido o vestido a la moda no es, en absoluto, colocarse encima todos los cachivaches que son tendencia una temporada (aquello de menos es más es una lección que muy pocos han aprendido), sin tener en cuenta lo que nos queda bien o lo que realmente va acorde con nuestra personalidad.

No me cansaré de decir que la moda, en gran parte, es cuestión de actitud, de personalidad, de sentirnos bien en nuestra propia piel y, como extensión, de sentirnos bien con esas prendas con las que decidimos cubrirla.

Lo que vi anoche fue mucho (y cuando digo mucho es mucho) borrego carente de personalidad que se colocó la camisa con el estampado más llamativo que tenía, los shorts más shorts de su armario, las joyas más doradas herencia de su abuela y el bolso de mano que su madre utiliza para las bodas (sí, Pelayo Díaz está haciendo mucho daño), con el único objetivo de ser cazados por el Scott Schuman de turno. Pereza infinita.

Mención aparte, claro está, para un jovenzuelo que a mi paso levantó la mano y me deslumbró por completo con la bisuta (un par de anillos y pulseras) que llevaba al más puro estilo Swarovski.

Lo de anoche no era moda, era carnaval. Que había de todo, sí, claro que sí. Que estoy centrando mi mirada solo en una parte de la gente que había, también. Pero esa es la gente que más llamó mi atención y de la que, en definitiva, se alimenta una noche como esta.

Queridos amigos de Trendencias Hombre, no olvidéis este consejo: moda y disfraz no son sinónimos. Hay que adaptar las tendencias a lo que somos nosotros y no al revés, porque al final, cuando no estamos cómodos con un look, se nota y mucho, y dejamos de ser alguien que llama la atención por su buen gusto para convertirnos en un auténtico esperpento de circo. Y eso fue la Vogue Fashion’s Night Out, un circo enorme.

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